Las lágrimas emocionales tienen una composición distinta a las lágrimas que lubrican el ojo.
A pesar de que
conocemos los mecanismos fisiológicos que intervienen en la secreción de las
lágrimas y, hasta cierto punto, los factores psicológicos que predisponen al
llanto, el acto de llorar sigue
siendo en gran parte un misterio.
Incluso
el lloro es capaz de sobrevenir por motivos contradictorios, como bien recogió William Blake en El matrimonio
del cielo y el infierno:
“El
exceso de pena ríe.
El
exceso de dicha llora.”
Por si esto fuera poco misterio, el acto de llorar emocionalmente es universal,
se produce en todas las culturas. Por ejemplo, durante los ritos funerarios
lloran los integrantes de todas las sociedades, excepto en Bali (e incluso
allí). Los bebés también lloran cuando sienten hambre o dolor. Y también se ha
calculado que las mujeres lloran más que los hombres (y los bebés, más que las
mujeres).
Además, llorar es un rasgo exclusivamente humano. Darwin yo la afirmó
cuando dijo que el llanto es una de las “expresiones específicas del hombre”.
Hasta donde se sabe, ninguna otra
especie produce lágrimas emocionales, salvo, quizá, los elefantes, que cuentan con
defensores de sus lágrimas. Las evidencias sobre las lágrimas de elefantes, sin
embargo, son insuficientes, tal y como señala el profesor de psicología Tom Lutzde la Universidad de Iowa en
su libro El llanto:
Algunas
personas aseguran haber visto llorar a sus mascotas y otros animales: perros,
focas, castores y delfines; pero ninguna de estas declaraciones ha sido
probada. Incluso Jeffrey Moussaieff Masson y Susan McCarthy, autores de Cuando
los elefantes lloran, se propusieron establecer la naturaleza de la emoción en
los animales, pero, después de narrar con detalle y gran patetismo la historia
de la elefantita llorona, tuvieron que admitir que muy probablemente los
elefantes no lloran.
Tal vez parezca baladí diferenciar las
lágrimas no emocionales de las lágrimas emocionales, pero no lo es en absoluto.
Los fisiólogos han descubierto que el
contenido químico de las lágrimas emocionales es distinto al de las lágrimas
basales o continuas, cuya función es lubricar los ojos. Porque las de
emoción poseen más proteínas y más hormonas relacionadas con el estrés.
A partir de aquí, lo que sabemos sobre
las lágrimas es más bien poco, tal y como advierte Tom Lutz:
La antropología, la historia, la
fisiología, la neurología: cada disciplina formula sus propias preguntas y
llega a sus propias respuestas. (…) Aun cuando este registro cultural es muy
amplio, cada día surge una gran cantidad de preguntas: ¿Por qué lloramos? ¿Qué
tienen en común las lágrimas de felicidad, las lágrimas de duelo, de
frustración o de derrota? (…) ¿Cuándo es neurótico o patológico el llanto? ¿Cuándo
es patología la incapacidad para llorar? ¿Qué expresan, exactamente, las
lágrimas?
Lo que parece seguro es que llorar
tiene una función social, como la risa: las lágrimas sirven para demostrar
a quienes nos rodean de que nuestra pena es fidedigna y no un ardid
maquiavélico para suscitar el consuelo o la ayuda. (Si bien fingir el lloro es
posible, resulta mucho más dificultoso que fingir necesitar ayuda).
Pero otras veces, las lágrimas afloran por motivos que nada tienen que ver con lo social o con solicitar ayuda. Porque las emociones que lleva aparejadas son
complejas y contradictorias.
Si las lágrimas sustituyen a la
expresión verbal, no sorprende que sea tan difícil articular su significado, y
esto se complica aún más por la enorme variedad de tipos y causas del llanto.
Oren Hasson, biólogo evolutivo de la Universidad de Tel Aviv, ha desarrollado una teoría según la cual existe el llanto: al nublar la
vista “las lágrimas nos dejan indefensos y funcionan como una señal de
sumisión”.
Hay, pues, teorías muy distintas, pero pocas: las lágrimas no parecen concitar la atención de los investigadores: por cada docena de libros sobre la risa, sólo existe uno acerca de las
lágrimas. El más importante de ellos tal vez sea Crying: The Mistery of
Tears, del fisiólogo Arhtur
Koestler. Mientras llegan las investigaciones, seguiremos llorando.
Muchas veces un poema o un texto puede reflejar al cien por cien nuestro
sentimiento y nuestra tristeza en momento difíciles de una relación, ruptura...
Dejamos clásicos que acompañan lágrimas de amor.
Poema LLUEVEN LÁGRIMAS
Llueven lágrimas
y en las paredes de mi alma
se trasmina la tristeza.
y en las paredes de mi alma
se trasmina la tristeza.
Tristeza fría con goteras ardientes
de sal surcando mis mejillas.
de sal surcando mis mejillas.
Mi corazón se extravía
en la boca del lobo
de esta noche negra y espectral.
en la boca del lobo
de esta noche negra y espectral.
Alma triste y melancólica,
corazón perdido en la negrura,
mis brazos buscan abrazarte
y sólo abrazan lluvia.
corazón perdido en la negrura,
mis brazos buscan abrazarte
y sólo abrazan lluvia.
Habría ya muerto de frío
si no ardiera en mi pecho tu nombre.
si no ardiera en mi pecho tu nombre.
Autor: Francisco García Aldape
No hay comentarios:
Publicar un comentario