Que tus
pies sean bendecidos para andar por preciados caminos...
Que tus manos
sean suaves para tejer almas y fuertes para enmendar tus desvíos...
Que tu mente sepa dudar, de todo aquello que te has
convencido y que tu corazón se
aferre a sus certezas, y así sepa distinguir entre lo que debe o no ser elegido.
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