La mecánica de mi caprichoso corazón, es tan sensible, cuando cree que no puede resistir un dolor más, que la coraza de sus cicatrices cada vez más gruesas, ásperas e impenetrables, servirán de escudo, prohibiendo todo acceso a que, o quien quiera o intente dañarlo... Comprendo que no es así, porque es aún más vulnerable al dolor y la decepción, lo único que ha logrado es entrar en un estado de congela miento, ahora le cuesta trabajo expresar sentimientos, por miedo al dolor, a sentirse como pasa; pero esa sensación de hielo, esa capa ligera que ahora lo cubre, lo hace más frágil... tanto que ni todo el séquito de sus guardianes lo podrán proteger; aún con la belleza y luz que pueden tener como armas, o los miles de candados, con llaves de formas y colores inimaginables, podrán salvarlo, o evitar que se rompa esa frágil capa y se convierta en minúsculas partes sin principio, ni final.
En la torre donde celosamente guardo mis sentimientos, cada ladrillo alberga una historia; son tantas y tan diversas, hay alegrías al por mayor, tristezas, melancolías, furias contenidas, lágrimas secas al sol, amor y desamor, palabras pérdidas en las páginas de un diario en ocasiones olvidado, frases con vida propia y algunas muertas con el tiempo, otras esperando salir de mi garganta, sea a gritos, sollozos o plegarias, otras que sin haberse pronunciado guardan la esperanza de cobrar vida, sin ser aniquiladas por algún sentimiento, suicida.
Con el pasar del tiempo, aprendí las 3 reglas que rigen a la mecánica del corazón...
Uno: No toques las agujas del reloj...
Aprendí que el tiempo me guste o no, mantiene un curso, un ritmo, y no puedo ni ejerzo poder alguno sobre él, he perdido la cuenta, de en cuantas ocasiones he querido adelantarlo; o incluso regresar lo; poder girar sus manecillas a mi conveniencia, pero, ha sido en vano, lo único que he conseguido es; que el llanto nuble mi vista, el sueño me haya vencido un sin fin de veces, el dolor me ha desgarrado y no logro regresar lo, ni mucho menos detenerlo; al contrario pareciera que goza con mi agonía, otras tantas he querido congelarlo de manera indefinida; o por una ETERNIDAD, pero eso es imposible. Pero muchas más el tiempo se vuelve el más cruel de los verdugos, y hace que cada segundo se vuelva interminable. El tiempo no tiene dueño; pero el si es quien nos rige y mueve a su antojo, convirtiéndonos en sus incondicionales y fieles esclavos.
Dos: Domina tu cólera…
Cuantas rabietas, berrinches, enojos momentáneos, o furias que estallan como un barril de pólvora... Esa rabia contenida que nos transforma en seres indeseables y nos hace perder la razón y llegar a hacer cosas, que no tendrán remedio y si causar un gran dolor. De nada sirve, y nada arregla al contrario pueden dañar no solo a quien la posee, si no a quien más amamos. Por eso es mejor dejarla pasar, contenerla antes de lastimar y que sea demasiado tarde.
Tres: No te enamores nunca…
Como poder evitarlo, enamorarte… uno de los estados más bellos, donde todo lo ves color de rosa, hay perfección, ilusiones, sueños, no hay lugar para la tristeza, ni para el dolor, sientes que vives en una nube, que viaja y se mece con el cálido viento de una tarde de verano, incluso un día de tormenta , se convierte en suave rocío, que refresca el calor de nuestro corazón, las cosas más insignificantes, se vuelen las más importantes, como el escuchar el tono en tu teléfono y sabes que es el, tu corazón se acelera, el estomago vive el revoloteo de miles de mariposas sin rumbo ni dirección, y al escucharlo el nerviosismo te ataca y te hace vivir la mayor de las alegrías.
En el amor hay tantas cosas hay tristeza, segundos de alegría que llegamos a recordar con nostalgia cuando volteamos atrás, hay palabras de entrega y suplica que ruegan por mas amor, buscando la oportunidad de pasar más momentos juntos, para que te descubra, para que se enamore de ti, para que te encuentre en medio de tanta gente y te elija a ti.
Si lo olvidaras, que no debes enamorarte, al pasar los días veras lágrimas que se mezclaran con los latidos acelerados de tu corazón, tus ojos dejaran de bañarte en sal, los días no dirán nada; la ansiedad por ser amada lastima, carcome el alma dejando un vació y un dolor, que tu cuerpo ya no puede sostener, vives la impaciencia de esconderte, de todo para no enamorarte más…
En mi corazón guardo tantas cosas… hay amor abandonado, ilusiones marchitas con el pasar del tiempo, hay sorpresa hay vació, un vació que me hace querer más, cada vez que miro y pienso, siento que quiero un poco más, no lo puedo evitar, tengo que enamorarme porque, el amor es mágico, es divertido, me asfixia por momentos, si lo hace, pero después me a papacha y me dice cosas bonitas al oído, hace que olvide todo lo malo, me hipnotiza, me seduce, para devolverte la sonrisa y regresar me el sentimiento que viene con de la mano con la esperanza y juntas me dan una nueva ilusión.
Lo único que pide mi ahora frágil corazón, es otra oportunidad, de amar, de mostrase tal cual es, con sus errores y sus caprichos, quiere que lo amen y lo consientan a sabiendas que puede salir lastimado, pero el dice el muy tonto... "Una herida más a la colección", es como un niño aprendiendo y descubriendo en cada nuevo sueño de locura, y el día que no lo quieran, el solo piden que lo dejen regresar a su cajita, a su estuche dentro del escaparate de Didi, total se sabe a la perfección el caminito.
Dejarlo escapar de un mundo donde la Imperfección es bella; la Locura es genialidad, y es mucho mejor ser absolutamente ridícula, que absolutamente estúpida.
Finalmente, lo acepto, y me acepto tal cual soy...
Si soy buena… pero no soy un ángel.
Cometo pecados… pero no soy el diablo.
Solo soy una pequeña niña, cansada de besar sapos, (incluso venenosos, aghhhh!!) en un enorme mundo, tratando de encontrar a quien amar.
Por que la democracia de mis sueños, no se alía con el uso de la fuerza, para imponer su voluntad.
Y si mi corazón lograra vivir mucho, sobre poniéndose y curando cada una de sus heridas... llegara a ser invulnerable.
By Didi, en el otro lado de la luna.
(Inbetween, para ser exactos)